10.2.13

(Una triste) Oda para cada perro callejero.



He decidido que si he de escribir poemas postmodernos, habría de escribirle uno, a los perros callejeros. Puede parecer insulso, no sólo porque habiendo tantos, un poema, vaya a llegar como bálsamo mágico a sus heridas. De eso estoy más que consciente. Pero estas cosas no pueden detenerse; ni ésta oda, espero no tan mal escrita y que no vaya a representar una infamia para el concepto e imagen que les tenemos los que sentimos una injusticia en su condición. Me disculpo por mi arrogancia.
Espero que si hay algo bueno en este poemilla, que haga de usted, lector, un participante en la cruzada para acabar con el sufrimiento que sufren estos netamente inocentes animales.
No cito a Byron por no ser tan pesadamente romántico.
Pero como he dicho, si eso logra esta oda, habrá hecho todo el bien del que son posibles las palabras: “tocar el corazón e inflamar el espíritu”.

Sin más preambulos; la dichosa oda: 


Soy un perro vagabundo

en la soledad de éste mundo,
que recorro sin razón,
busco con fe otro corazón.

Olvidado, pero mantenido con sonrisas.
mi corazón se acelera con una triste caricia.
Seguro la das por compromiso.
¿No es triste mi destino?

Soy un perro trotamundos
el olvido, lo perdido y el horizonte sin nombre; mis destinos
Mi motor es de esperanza
mis patitas no se cansan, siempre avanzan.

Mi cama es la nauseabundez; la desesperanza mi plato 
con moscas, huesos y cadáveres tengo mi trato.
Un día seré de ellos, mi sepulcro es tumba abierta
la miseria ya relame mi pellejo, es esta una pesadilla de la que quisiera decir: !Despierta¡

Pero sólo sé morir en silencio, nadie entiende los ladridos.-Chars-10.02.2013

Monumento al perro callejero; Av Insurgentes Sur;
México D.F.

Solitario en Ciudad Nezahualcoyotl 

Guardián chinampero