1.4.14

Poema de la Tarde

Agrego una nota al final*

Yacen ya derrotados tus estandartes. Cartago. 
Sólo avanzan con el viento, águilas silentes, acaso las mereces, pues nadie más habrá de entonar tus cantos. Tu abrazo ya es frío, es pesado, ya no hay amor. ¿Será sólo la desesperación fatigada? Aquella que débil, exige y se contenta con la tibieza ajena.
Tonos púrpuras escurren el horizonte, recuerdos de tu preñez de oro. 
Conforme avanza tu suspiro, llega el silencio, que es la promesa primera, que cumple el olvido. 
Es lluvia, es el susurro de mil lágrimas, pesadas, a penas tocan el suelo, y, se subliman. 
En la progresión de cada día, está la metáfora de los imperios. 
Creta, ya tus hijos no te pueden llorar, acaso nadie.
Se ha olvidado un nombre, y, el que más importa, el tuyo. Ya no hay delfines, ni coral, el Mediterráneo ha devorado toda tu memoria. 
Tu partida es todas las partidas, sólo un símbolo de lo vago, de lo apenas definible, aún excelso, aún digno de recordar, en tu nombre falso, yace la esperanza de la verdad. El suave viento que lleva a todos los hombres a nuevos puertos.
El mar es ya una metáfora, que divide la tierra. Que inspira inquietud. 
Es el nuevo mar, la obscuridad. Del mismo modo, que eres tú, la inigualable, y simultanea símbolo de todas las mujeres.
Ya serás tú el futuro presente, una nueva perla que debe perderse para inspirar a los hombres a buscar más tesoros en el mar. 
Oh Micenas ambiciosa, ahora también estás muerta. Ya no hay pavorreales ni oro en el Egeo.
Sólo el lento olvido, como la última luz de una vela que se funde en la noche, o la luz de las estrellas que llega blanca, llega muerta, y no obstante es luz suficiente para una eternidad de poetas.


-Chars-


Yo sé que prometí una entrada diferente para la entrada número 100, así que pensemos que ésta es un apéndice, lo cierto es que pensé esté dichoso poema cuando iba en bicicleta hoy.
Lo escribí para la tarde, y porque he estado leyendo muchos ensayos sobre la poesía, sobre todo los de Odysseas Elitys aunque también algo de Thoreau, Whitman y hasta Melville me han inundado de fuego. 
Desde luego se los comparto con cariño, aunque no signifique nada. 
Gracias.