4.7.10

Cuentos amados..

Os pongo un fragmento escogido de un cuento que me gusta mucho.
Espero que les guste, anexo los datos pertinentes por si quieren buscar ustedes leer el cuento completo o conseguir el libro.


Centauro (fragmento)

Hacía miles de años que recorría la tierra.
Durante mucho tiempo, mientras el mundo se conservó también él misterioso, pudo andar a la luz del sol. Cuando pasaba, las personas acudían y le lanzaban flores trenzadas por encima de su lomo de caballo, o hacían con ellas coronas que él se ponía en la cabeza. Había madres que le daban los hijos para que los levantase en el aire y así perdiesen el miedo alas alturas. Y en todos los lugares había una ceremonia secreta: en medio de un círculo de árboles que representaban a los dioses, los hombres impotentes y las mujeres estériles pasaban por debajo del vientre del caballo: era creencia de todo el mundo que así florecería la fertilidad y se renovaría la virilidad. En ciertas épocas llevaban una yegua al centauro y se retiraban al interior de sus casas: pero un día alguien, que por ese sacrilegio se quedó ciego, vio que el centauro cubría a la yegua como un caballo y que después lloraba como un hombre. De esas uniones nunca hubo fruto.
Entonces llegó el tiempo del rechazo. El mundo transformado persiguió al centauro, le obligó a esconderse. Y otros seres tuvieron que hacer lo mismo: fue el caso del unicornio, de las quimeras, de los hombres lobo, de los hombres con pies de cabra, de aquellas hormigas que eran mayores que zorros, aunque más pequeñas que perros. Durante diez generaciones humanas, este pueblo diferente vivió reunido en regiones desiertas. Pero, con el pasar del tiempo, también allí la vida se volvió imposible para ellos y todos se dispersaron. Unos, como el unicornio, murieron; las quimeras se emparejaron con las musarañas y así aparecieron los murciélagos; los hombres lobo se introdujeron en las ciudades y en las aldeas y sólo en noches señaladas viven su destino; los hombres de pies de cabra se extinguieron también y las hormigas fueron perdiendo su tamaño y hoy nadie es capaz de distinguirlas de aquellas hermanas suyas que siempre fueron pequeñas.
El centauro acabo por quedarse solo.


José Saramago

selección: Chars
del libro Objecto Quase (Casi un Objeto)
traducido por Eduardo Naval.